"¿QUÉ PASA CON LAS FLORES?" - COLECTIVA
Nobuyoshi Araki, John Baldessari, Alberto Baraya, Federico Guzmán, Diango Hernández, Marcel Mariën, Francis Picabia, José María Sicilia y Andy Warhol
Nota de prensa
Inicio: 25-06-2007 - Fin: 31-07-2007
La Galería Pepe Cobo se complace en presentar ¿Qué pasa con las flores?, una muestra colectiva que reúne a una serie de artistas cuyo trabajo ha versado en un momento u otro sobre las flores.
El pensamiento actual está mostrando un renovado interés por el concepto de naturaleza como categoría crítica en presencia de los desmanes de un modelo de producción y consumo que está conduciendo a un exterminio biológico sin precedentes y dando lugar a paradojas como este Equinoccio de verano de Federico Guzmán. Esta crisis global ha creado una situación para el pensamiento crítico en la que se siente la urgencia por volver a conjugar la naturaleza como término teórico.
La exposición ¿Qué pasa con las flores? reúne un conjunto de trabajos de artistas que giran en torno a la flor, tanto real o simbólica, como simulada. Examinando las flores, los artistas de esta exposición exploran la relación entre los lenguajes naturales y artísticos, entre la reproducción y representación de la vida vegetal y la vida mental. Los colores brillantes y armoniosos de las flores, sirven, como sabemos, para ser vistos y así atraer al insecto que ha de traerle el beso del amante lejano, invisible. Pero este aspecto visible de la flor no ha de hacernos olvidar que la planta está dividida en dos partes, entre dos mundos, como la propia flor de José María Sicilia. Media planta se haya oculta bajo la tierra, en el "reino de la noche y de la muerte", el reino del inconsciente que a menudo se asocia a la producción artística.
Autores como Proust y Rilke identifican el mundo del subconsciente con la creación y la metamorfosis de la vida vegetal en el mundo subterráneo. Conectando el inconsciente humano y el submundo natural, trazan un puente entre la creación artística y el florecimiento de la vida vegetal. Otros maestros de una tierna -aunque brutal artesanía- como Genet, Burroughs, Bataille (o Baudelaire con sus famosas Flores del Mal) tomaron la flor como ejemplo de comunión entre belleza, sexo y muerte; los tres pilares sobre los que se yergue la obra de, por ejemplo, el fotógrafo japonés Nobuyoshi Araki. Las flores no sólo pueden levantar pasiones y producir dolor -pincharnos hasta hacernos sangre como la rosa de Diango Hernández- sino seducir en el sentido más nocivo de la palabra: embaucarnos. O por lo menos atemorizarnos, con razón o no, y es que al ser símbolo de pureza y belleza pueden también recordar la propia fealdad o suciedad del mundo, como estas oscuras obras de Baldessari. Parece que por eso incluso desconfiamos de ellas, que por tan bellas parecen abalorios de seducción o joyas -y como tal artificios- "simples" superficies como las flores de Warhol. Claro que por la misma regla cabe plantearse, viviendo como vivimos tan lejos de lo que se considera natural, lo contrario, es decir, la naturalidad del artificio.
Por mucho que las flores sean de plástico parece que no podemos menos que analizarlas, como Baraya, de tan familiares que nos resultan ya en esta Triste realité donde, como observa Marcel Mariën, ni produciéndolas nosotros mismos conseguimos que los colores de la flor -sus pétalos- predominen sobre el resto, aunque siempre hay algunos, como los de Picabia, que consiguen surgir de entre las sombras y mantenerse a flote. Preguntándonos ¿Qué pasa con las flores? apreciamos en ellas su multiplicidad como símbolos y como plantas. Si la biodiversidad preserva el equilibrio de un sistema ecológico, entender nuestra relación con la naturaleza puede extender el valor de la diversidad a otros territorios, como el de la producción artística, que a fin de cuentas, tiene problemas parecidos a los que tienen las flores en el mundo.
A partir del Lunes, 25 de Junio de 2007 Horario: de lunes a viernes de 9.30 a 14.00 h, y de 17.00 a 20.30 h. Sábados previa cita