Nota de prensa

Inicio: 23-05-2006 - Fin: 30-07-2006

 

En pocas trayectorias artísticas y humanas como en la de Pepe Espaliú se ha visto en la escena española reciente como una idea creadora poderosa y cambiante iba girando sobre si misma de un modo tan incansable, y como iba desplazándose, al mismo tiempo, hacia terrenos formalmente más evolutivos y complejos -y desprovista de cualquier sujeción en exceso disciplinar y abierta, pues, a cualquier sistema expresivo, a cualquier registro modular- , toda vez que su íntima conexión con una idea de la subjetividad, más y más enraizada con los progresivos intentos por asimilar producción artística y peripecia vital iba configurándose como uno de los ejes fundamentales que articulaban su trabajo y que lo dotaban no ya de significado sino de sentido, más allá de simples tentaciones individualistas o de meras reducciones simbólico-alegóricas.

Bien es cierto, por otra parte, que una progresiva tendencia a diluir de manera radical los márgenes y las fronteras entre ambas actividades -la artística y la existencial- ha hecho que su obra de los últimos años aparezca profundamente vinculada a su vida toda, en una palabra-, en los que cabe hallar algunas de las claves fundamentales para acceder a los resortes primordiales de una obra que, como el mismo autor, no diferenciaba entre el día y la noche, entre el sueño y la vigilia, entre arte y la vida, entre las imágenes que se sitúan a uno y otro lado del espejo, convencido de que el doble y el reflejo de la alteridad no hacen mas que confirmarse a si mismos y por si mismos, y no hacen mas que confirmarnos a cada uno de nosotros en nuestra propia proyección, para que así acabemos siendo aquel que es bisagra entre la constelación del mundo exterior y los propios espacios internos.